jueves, 10 de enero de 2008

Ahora sería más fácil contárselo a su amante. Sólo tendría que ir hasta donde se encuentra y contarle que todo había sido un fraude del banco. Para ello, cogió en coche y se dirigió hasta su casa. Pico al timbre, pero no contesto nadie.

Ella estaba desesperada por pedirle perdón y por decirle que le había juzgado mal cuando había dicho que él tenia la culpa del robo a su cuenta bancaria. Julia picó al timbre de su vecino para buscar información sobre dónde se encontraba su amante.

Pero nada. Entonces empezó a pensar. A él le encantaba un bar que estaba situado una de las calles más importantes de la ciudad. Sin pensárselo dos veces, fue directa hacia aquel lugar. Cuando entró se encontró con un bar mugriento y vacío. Cuando ella habló, una voz muy baja le contestó. Era él, estaba echado en el suelo y su aliento le olía a alcohol. Había estado bebiendo para olvidar la discusión que tuvo con Julia el otro día.

Ella llamó a su hermano, con el que tenia una estrecha relación, para que le ayudase a llevarlo a casa. Cuando ya estaba en su casa y recuperado Julia empezó a contarle todo lo que pasó y le rogó que la perdonase, entonces él la abrazó. Parecía que el plan había funcionado.

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